Algunos datos curiosos del padre de la Patria
Muchos conocimos a través de los libros de historia o cuando nuestros profesores nos dictaban clases las proezas del General José de San Martín, como la batalla de San Lorenzo o el cruce de los Andes pero muy pocos supimos por ejemplo que José Francisco de San Martín y Matorras era su verdadero nombre

Y poco nos contaron sobre su personalidad como por ejemplo que su comida preferida era el asado, que casi siempre comía con un sólo cubierto: el cuchillo. Era muy hábil en comer así. Solía morder un pedazo de carne, y como los paisanos, cortaba el sobrante con un cuchillo bien afilado. Incluso había quienes se maravillaban de que no se cortara la nariz
Era bien sabido por quienes lo frecuentaban que el general conocía mucho de vinos y podía reconocer su origen con sólo saborearlo mientras jugaba muy bien al ajedrez donde realmente era muy difícil ganarle.
Era habitual verlo sentado con aguja e hilo cosiendo sus botones flojos o remendando un desgarro de su capote el cual abundaba de ellos y usaba sus botas hasta casi dejarlas inservibles.
Más de un vez las mandaba a algún zapatero remendón, para que les hagan taco y suela nuevos. Predicaba con el ejemplo.
Tenía la particularidad de que él mismo enseñaba el manejo de cada una de las armas, como lo atestiguan las melladuras del filo de su sable corvo, inigualable instrumento de enseñanza de la esgrima.
Jamás daba una orden a sus subordinados si él mismo no la podía cumplir.
En su viaje a España estudió con el profesor Fernando Sor uno de los mejores maestros de música de la época y termino siendo un excelente guitarrista.
Hablaba inglés, francés, italiano, y obviamente español, con un pronunciado acento andaluz.
Tenía la costumbre de aparecerse por el rancho, y pedirle al cocinero que le diera de probar la comida que luego comería la tropa porque quería saber si era buena la comida para sus muchachos
Luego de comer dormía un poco de siesta, no más de una hora, para luego levantarse y volver al trabajo.
En cada campaña era el último en acostarse siempre después de cerciorarse que todos los puestos de guardia estuviesen cubiertos y el resto de la partida estuviese descansando Para cuando empezaba a clarear mientras el sol asomaba en el horizonte ya hacía rato que el general contemplaba el alba.