Los mamíferos más grandes del mundo en acelerado peligro de extinción
Si hablamos del mamífero marino más grande del mundo nos viene la imagen de la formidable Ballena azul (Balaenoptera musculus) que en su madurez sexual puede llegar a medir 24 metros y pesar alrededor de 150.000 kilogramos.

Lamentablemente el peligro de extinción de tan magnifica especie va en aumento debido a las capturas incidentales, la caza comercial, las colisiones con los barcos de gran porte, pero principalmente la contaminación de nuestros mares y océanos.
Por estas latitudes y a esta altura del año en nuestras costas bonaerenses y más al sur podemos visualizar, inclusive desde la costa, otra especie de cetáceo misticeto que, si bien es menor en tamaño que la ballena azul, no deja de ser importante para el ecosistema acuífero y ella es la Ballena franca austral (Eubalena australis) que puede llegar a medir 14 metros de largo y unas 23 toneladas quien también sufre primordialmente con la existencia del ser humano.
La ballena franca, al igual que sus congéneres, tiene su ruta de navegación en donde procura su alimento, coordenadas en donde reproducirse y cuidar de sus crías pero que con el transcurso del tiempo se les ha ido complicando.
Uno de los problemas es que cerca de las costas hay cada vez más basurales a cielo abierto y sumado a los desechos de los barcos pesqueros han hecho prevalecer una proliferación notoria de la gaviota cangrejera (Larus atlanticus) no solo en su número de individuos sino logrando que estos animales hayan cambiado su comportamiento y cuando las ballenas emergen en época de amamantamiento de sus crías al salir a respirar a la superficie las gaviotas se posan en sus lomos y picotean su carne en busca de grasa produciéndole graves laceraciones tanto en la madre como en el ballenato.

Por instinto ante la agresión infringida por las aves las ballenas deben sumergirse viéndose afectada su respiración atmosférica ya que no es el mismo respecto a lo que la naturaleza “le diseñó”, por ejemplo si tienen que estar respirando 20 minutos lo hacen en menos tiempo y eso, a la larga, perjudica la salud de cada individuo más allá de tener que navegar hacia otros lugares para evitar el picoteo, modificando así su ancestral ruta de navegación que fueron aprendiendo de generación en generación.
Otro de los gravísimos problemas al que se enfrentan son los sonares de las embarcaciones modernas que emiten un sonido muy molesto para el oído interno del animal, entonces deben calar hasta una profundidad a la que no están acostumbradas y su columna vertebral, muy sensible, no puede arquearse en forma brusca siendo éste es un gran problema, sumado a que no pueden sumergirse hasta determinada profundidad porque la presión que ejerce el agua sobre ellas puede dañarles seriamente el cerebro.
Si a eso le sumamos las explosiones en las investigaciones petroleras la especie va cambiando su ruta de navegación complicándosele el procuro de la alimentación lo que conlleva a que no se apareen o que muchas de sus crías mueran de hambre.
Entonces ¿Qué podemos hacer?.
En principio reducir los residuos domiciliarios, utilizar menos combustible, denunciar los basurales a cielo abierto y aprender a cuidar nuestro ecosistema que, si bien parece fuerte, es mucho más frágil de lo que sospechamos.