Que no pase de alto.
No solo las últimas secuencias delictuales con agresión, violencia y muerte son el espejo de lo que sucede desde hace años en uno de los municipios más grandes de la provincia de Buenos Aires como La Matanza.
Muestra de ello fue el episodio sucedido el 25 de diciembre en la localidad de Lomas del Mirador en donde un vecino cansado de soportar la música alta durante toda la noche y gran parte de la madrugada fue armado a solicitarle que bajaran el volumen pero lejos de ser los ruidos unos vecinos empáticos, uno de ellos terminó muerto a costa del disparo recibido.

Moreno, el policía retirado luego de ser arrestado.
Más allá de la discusión que se dio luego en las redes y medios periodísticos en donde parte de la sociedad estaba a favor o en contra del ex policía, en el episodio se expuso la barbarie a la que nos han llevado.
En cualquier lugar del mundo hay horarios límite para escuchar música a niveles exorbitantes. Llegado el caso, si no se cumple esa norma, se puede llamar a la policía que pedirá a los ruidosos de siempre que bajen el volumen y en caso de no hacerlo o incumplir con las leyes se les aplicará una multa. Esas soluciones emergen, mayoritariamente, de una sociedad civilizada.
Pero qué podemos esperar en La Matanza siendo considerada la capital del peronismo y que ha sido gobernada por más de 40 años por este color político, que lentamente pero de manera constante ha sumido a gran parte de la población en una degradación absoluta y vertiginosa.
En el partido matancero un vecino no llama a Control Comunal porque sabe que no lo atenderán y mucho menos denuncia lo que prima facie es una contravención.
Mucho menos llamará a la policía por ruidos molestos porque sabe que no solo tardarán en llegar sino que tampoco, por inacción u omisión, nada harán.
Entonces el vecino aquel decidió ir armado a pedir respeto y mientras los que veían la escena tampoco llamaron a la policía porque prefirieron mostrarse poderosos y mucho más fuertes, tanto así como para enfrentar a un revólver no supusieron el desenlace. Y luego del disparo el caos.

Melody Rakauskas denunciante contra Fernando Espinoza por abuso sexual.
Entonces qué podemos esperar de una sociedad cuando la cabeza que gobierna Tomas Fernando Espinoza tiene varias denuncias en su contra por malversación de fondos e incumplimiento de los deberes de funcionario a lo que se le sumó el procesamiento por abuso sexual contra Melody Rakauskas a quien le ofrecieron, según su declaración, un negocio inmobiliario para que retire la denuncia.
No solo en La Matanza hay un estado anómico, dicha definición podríamos aplicarla a toda la provincia de Buenos Aires en donde un inculto que no sabe hilar dos frases seguidas restringe día a día la protección de las familias